Daniel Brett, director de Ventas y Marketing de Countercraft
“Necesitamos asumir riesgos para competir”
La historia de Countercraft empezó en 2015 a partir de una idea de David Barroso, uno de los tres socios fundadores de la empresa. Eran amigos, cada uno con su respectivo trabajo, y empezaron a reunirse los fines de semana para dar vueltas a la idea de crear un proyecto de seguridad informática basado en tecnologías de contrainteligencia. Al cabo de varias semanas, decidieron dejar sus empleos y crear Countercraft, que ha contado con el apoyo de BIC Gipuzkoa y el programa Txekintek-Ekintzaile. Un año después la empresa ha recibido importantes premios y reconocimientos del entorno emprendedor: los más recientes, el premio Toribio Echevarria y el premio Emprendedor XXI de Euskadi. Ahora, Countercraft se prepara para afrontar un año decisivo con el lanzamiento de su producto al mercado europeo.
Llama la atención el rápido desarrollo que ha tenido vuestra empresa… ¿A qué se debe?
En el entorno en el que nos movemos con empresas de ciberseguridad que operan a escala global no vamos rápido, vamos despacio. Nos encontramos con empresas que tienen grandes recursos económicos, tecnológicos y humanos, así que nuestra única alternativa es movernos a gran velocidad para no perder la batalla comercial. Estamos obligados a movernos con gran agilidad para que la competencia no nos lleve por delante. En esta evolución a un ritmo acelerado nos ayudado mucho nuestra experiencia, los contactos y la confianza que habíamos proyectado desde nuestros anteriores empleos.
¿Cuánto os ha ayudado en vuestra evolución BIC Gipuzkoa y los diferentes programas de ayudas?
Nosotros llegamos a BIC con nuestro proyecto y nuestra idea, pero sin saber nada de las ayudas que existían para poner en marcha iniciativas como la nuestra. Presentamos la documentación con el proyecto que queríamos desarrollar y fue aprobado en el marco del programa de ayudas Txekintek-Ekintzaile. Lo que más nos llamó la atención fue la rapidez y la simplicidad del proceso. Recibimos 30.000 euros que para nosotros fueron fundamentales en ese momento al permitirnos realizar numerosos viajes de prospección de mercado con el fin de terminar de configurar el proyecto. Para nosotros esta ayuda ha sido fundamental para impulsar la primera fase de la empresa.
¿Cómo se os ocurrió recurrir a técnicas de engaño para plantear soluciones de ciberseguridad?
La idea fue de David, quien ya tenía experiencia en proyectos de seguridad informática para entidades financieras y en otras iniciativas empresariales del ámbito tecnológico. Pero tan importante como la idea fue acertar con el momento y la oportunidad del mercado. Y David supo verlo de inmediato.
¿Dónde esta vuestra ventaja competitiva porque la idea parece “fácil de copiar”, no?
No creo que sea fácil de copiar. Nuestro producto está diseñado para grandes empresas y ofrece enormes posibilidades de personalización. Las grandes empresas quieren algo propio y adaptado a sus necesidades concretas. Nuestra solución se diferencia por tecnología y por operatividad. Y también por el hecho de ser una empresa europea. Estamos trabajando especialmente con gobiernos y fuerzas de seguridad, que son usuarios muy sensibles a los ataques informáticos.
¿Quiénes son vuestros competidores?
Hay competidores fundamentalmente de Estados Unidos y de Israel, pero nuestro proyecto, como decía, al ser europeo, está generando mucho interés en el mercado. Por eso, en 2017 queremos introducirnos con fuerza en la Unión Europea y el Medio Oriente. Queremos ser fuertes en estas áreas y lograr éxitos aquí antes de pensar en un proceso de expansión más amplio a otros mercados.
¿Para quién trabajáis? ¿Cómo es vuestro cliente tipo?
Lo bueno de nuestro producto es que es aplicable a todos los sectores y hemos recibido muestras de interés desde el mundo de las finanzas, la energía, los seguros, empresas de infraestructuras, gobiernos… Al final, toda actividad empresarial tiene algún aspecto esencial que proteger porque es su ventaja competitiva frente a otras compañías rivales.
¿Qué se hace cuando se detecta a un intruso?
Es el cliente quien debe decidir qué hacer. Para nosotros es importante saber que alguien ha saltado los sistemas de seguridad de una organización y está dentro. En ese momento, puedes expulsar a ese intruso o, como hacemos nosotros, observar y estudiar su comportamiento. Si está moviéndose por nuestros señuelos, no hay ningún peligro, y mientras podemos aprender de sus movimientos y valorar el nivel de la amenaza. Y el último paso en ese proceso sería la manipulación, facilitando información falsa al intruso, controlando lo que está viendo.
¿Los ciberatacantes son fáciles de engañar?
Muchas veces hay clientes que nos llaman porque tienen la sospecha de que alguien ha entrado en sus sistemas. Y estamos observando que cada vez los adversarios están más preparados. Detectar una intrusión es relativamente fácil, pero observar como trabajan es muy difícil. Y nos encontramos con adversarios de diferente nivel: desde unos chavales que están experimentando, hasta el crimen organizado o países que tienen verdaderos ciberejércitos.
Estáis acumulando premios y reconocimientos… Recientemente Countercraft ha levantado un millón de euros de financiación ¿Cuáles son vuestros retos inmediatos?
Hasta ahora hemos desarrollado el modelo de negocio de la empresa, hemos creado un prototipo y hemos realizado algunas experiencias de contraste con los primeros clientes. Ahora vamos a pasar ya a desarrollar un producto de tecnología que se pueda vender en el mercado. La actual ronda de financiación nos va servir para sacar ese producto al mercado en enero de 2017 y a partir de ahí, abordaremos nuestro crecimiento en el mercado de manera más ambiciosa. Nosotros consideramos que somos una start-up binaria, es decir, o las cosas nos van a ir muy bien o muy mal. Pero necesitamos asumir riesgos para poder competir.
¿Y en ese proceso de crecer en el mercado, qué perspectivas de negocio contempláis?
Ahora mismo estamos trabajando ocho personas en la empresa, y esperamos crecer hasta 12 en los próximos meses, aunque tenemos dificultades para encontrar el perfil de profesionales que necesita la empresa. Nuestras previsiones a cinco años pasan por tener 150 clientes, facturar más de 10 millones de euros y ser rentables. Nuestro negocio nos exige duplicar las ventas cada año… Por el momento, el próximo año queremos comercializar nuestro producto e ir entrando en nuevos mercados.